Punzó es el color rojo encendido que los federales adoptaron para distinguirse de los unitarios. La suerte de esta palabra ha de estar ligada al vaivén de la moda y las tinturas, en este caso a los apetecidos géneros y telas franceses que desembarcaban en el puerto de Buenos Aires en las primeras décadas del siglo XIX. Rojo punzó es la deformación de "rouge ponceau", un matiz de rojo intenso.
Fue un vistoso distintivo político utilizado entre los años 1832 y 1850, impuesta por el Caudillo Juan Manuel de Rosas en el territorio de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Consistía en una franja de color rojo.
Su uso fue convertido por Rosas en obligatorio para no ser considerado traidor (unitarios) a lo que se denominaba la "Santa Causa de la Confederación". De omitir la divisa, toda persona que no la utilizara sería visto como traidor y podría ser ejecutado, exiliado o torturado por medio de la Mazorca o Sociedad Popular Restauradora (liderada por la esposa de Juan Manuel de Rosas, Encarnación Ezcurra).
Se generalizó el uso como demostración de ser “un buen federal” y se exigió el uso de la divisa a todo aquel ingresara al fuerte, funcionarios y miembros de legaciones extranjeras, incluidos los orgullosos “gringos” ingleses.